La cimentación es la base que sirve de soporte en una edificación, son elementos estructurales que tiene como misión transmitir las cargas de la edificación al suelo distribuyéndolas de forma que no superen la presión para que no se produzcan cargas zonales.



El diseño de toda cimentación dependerá de las características del edificio, casa o inmueble a construir, pero también el tipo de suelo juega un papel crucial, porque determinará la estructura en general.



Sí se realiza un mal diseño de cimentación por no conocer a detalle el tipo de suelo puede generar asentamientos y hasta un colapso. Por eso, es importante que antes de iniciar con el proceso de construcción se elabore un estudio de suelo.



¿Pero cuáles son los tipos de suelo? Desde el punto de vista de la construcción, los suelos se van a clasificar en rocas, suelos granulares y suelos finos.



Rocas



Son suelos  susceptibles de soportar con escasa deformación el peso de las edificaciones.




  • Rocas ígneas y metamórficas sanas: granito, diorita, basalto, gneis
  • Rocas metamórficas foliadas sanas: esquistos, pizarras
  • Rocas sedimentarias sanas: pizarras cementadas, limolitas, areniscas, calizas sin karstificar, conglomerados cementados
  • Rocas arcillosas sanas
  • Rocas diaclasadas


Suelos granulares



En esta clasificación se toman en cuenta todos los tipos de suelo que estén constituidos por materiales de origen sedimentario en los que el porcentaje de material fino es inferior al 35% en peso.




  • Gravas y mezclas de arena y grava, muy densas
  • Gravas y mezclas de grava y arena medianamente densas a densas
  • Gravas y mezclas de arena y grava, sueltas
  • Arena muy densa
  • Arena medianamente densa
  • Arena suelta


Suelos finos


Los suelos finos están constituidos por materiales detríticos, pero el porcentaje de elementos finos es superior al 35% en peso.



  • Arcillas duras
  • Arcillas muy firmes
  • Arcillas firmes
  • Arcillas y limos blandos


 Con información de Mapfre